martes, 12 de febrero de 2013

Mil tonterías por amor...



Caminar por mi ciudad intentando, queriendo o no, regresar siempre a los mismos lugares, a las esquinas compartidas, a la calle donde te vi la primera vez y volver a conocerte mil veces.
Sazonar cada comida con la sal de mis lágrimas, deseando sólo las de la felicidad que resbalan lentas por mi cara cuando recuerdo.
Abrazarme fuertemente a ti, por temor a dar un paso y caerme por el borde de esta vida a la que le falta ilusión.
Mirarme en el espejo, tratando de verte reflejado en el color de mis ojos.
Meter la noche en la lavadora y lavarla con agua muy caliente, hasta que encogiera y fuese del mismo tamaño de tu cama.
Oler tu ropa, para respirarla, llenarla de mil colores que te sirvan de escudo ante cualquier desilusión.
Hacerme pequeña, muy pequeña, para poder esconderme en el bolsillo de tu camisa y sentir tu corazón.
Perfumar el viento que me acompaña con tu olor, para que me envuelva tu presencia en los momentos frágiles en que te necesite.
Recorrer tu espalda, tu cuello y tus labios, saboreando todos los gustos de la imaginación mientras los beso.
Comerme una sopa de letras con el diccionario en la mano para no cometer ningún error, mientras juego a buscar ese nombre en el plato.
Escribir en las nubes de tu cielo mi nombre para que, cuando mires hacia arriba, no olvides que aún estoy aquí.
Buscar ese mágico trébol de cuatro hojas que esconden los duendes de mi bosque, para tu suerte y la mía.
Ser tus ojos en los paisajes que miras para que yo pueda compartir esa mirada desde lejos, separados a miles de kilómetros o, tal vez, sólo a escasos metros.
Todo esto lo he sentido, lo siento...

Mil tonterías más que podría trasladar a esta página y que, todos y todas, podríamos enviar y dedicar a esa persona especial, con toda nuestra ternura.




Si tienes un hombre maravilloso que ayuda a balancear tu mundo,
que no es perfecto, pero intenta serlo para tí...
Que trabaja duro y haría cualquier cosa por tí...
Que te hace soñar, reir y que ha llorado contigo....
Que es tu mejor amigo y compañero...
Que desea envejecer a tu lado y compartir emociones...
Sólo agradeces a la vida, el tenerlo contigo...
Hay pocos en este mundo...
Y uno de ellos estuvo a mi lado...
Por eso, mi vida sigue...
pero aún atada a ese pasado.

jueves, 6 de diciembre de 2012

CUENTOS QUE VIENEN A CUENTO



En estos días ya se están escribiendo las cartas a los Reyes Magos. Las princesas de los cuentos (Cenicienta, Blancanieves...) continúan siendo muy solicitadas. Princesitas que pese a ser de la realeza, bellas, dulces y primorosas, son muy infelices, porque no valoran lo que tienen ni lo que son. No luchan por sí mismas para tener una identidad propia y enfrentarse a la vida. Ellas esperan un príncipe azul y, sólo cuando éste aparece, es cuando se realizan, se liberan de la esclavitud y hasta de la muerte con un beso de amor. Todo perfecto, precioso y maravilloso, pero igualmente irreal.
El problema es que las niñas crecen pensando en ese final feliz y, sobre todo, en el príncipe, y pasan su vida inmersas en ese cuento de hadas, besando muchos sapos verdecitos llenos de una magia nublada.
Pero la vida pocas veces tiene ese final tan conocido de “fueron felices por siempre jamás”. La vida, a veces, es tan imprevisible, insolente e hiriente, que tiene más páginas con sabor a cuento chino que de cuento de hadas.
Pocos enseñan a las princesas de nuestras casas que, si están tristes, los besos se los deben dar a sí mismas; que si no les gusta su vida, deben aprender a cambiarla por ellas y para ellas, confiando en la única mano que le acompañará toda su vida: la que está al final de su propio brazo.
No enseñemos a nuestras hijas a esperar en la balconada para ver si a lo lejos un jinete guapo, sincero e inteligente viene a sacarles las castañas del fuego. En la lejanía las cosas se confunden, y resulta que el caballo es un jamelgo y el príncipe, no es que sea rana, sino otra cosa....
Son esos príncipes que aparecen con trajes alquilados que destiñen después de unos lavados (hasta utilizando el producto más suave y delicado...). No sólo no son azules, sino que son incapaces de afrontar cosas esenciales en la vida y, huyen abandonando a esas princesas (porque así las llamaron mientras quisieron...).
Por eso, hay que enseñar a nuestras princesas, desde pequeñas, a bajar del balcón, enfrentarse a la vida y buscar la esquiva mariposa de la felicidad, esté donde esté. Hacerse fuertes para afrontar destinos adversos, si es que llegan. Saber adentrarse solas en los bosques de la existencia, y defenderse solitas. Si aparece un príncipe, o en su defecto un plebeyo aunque no sean exactamente azules, y son sus compañeros de vida, pues eso es un verdadero regalo.
Pero si no aparece, no pasa nada porque la princesa ya sabrá que es una Reina... La Reina de su vida y la dueña de escribir su propio cuento con el color que a ella más le guste...

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Donde el corazón te lleve...



Cada vez que, al crecer, tengas ganas de convertir las cosas equivocadas en cosas justas, recuerda que la primera revolución que hay que realizar es dentro de uno mismo...
Cada vez que te sientas extraviada, confusa, piensa en los árboles, recuerda su manera de crecer. Recuerda que un árbol de gran copa y pocas raices es derribado por la primera ráfaga de viento, en tanto que un árbol con muchas raíces y poca copa a duras penas deja circular su savia.
Raíces y copa han de tener la misma medida, has de estar en las cosas y sobre ellas: sólo así podrás ofrecer sombra y reparo, sólo así al llegar la estación apropiada podrás cubrirte de flores y de frutos.
Y luego, cuando ante tí se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda.
Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga.

Espera y espera más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón.
Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve.”


“Donde el corazón te lleve” Autora: Susanna Tamaro


Es un precioso texto de este libro que leí, ya hace tiempo, en el año 2000.
Como mensaje:
Conseguir que cada camino o decisión que tomamos en nuestra vida, esté guiado por nuestro corazón (aunque no olvidando la inteligencia), superando las decepciones, las pérdidas, los desencuentros para luchar valientemente contra ese viento en contra que la propia vida, por ser vida, nos atraviesa el alma cuando menos lo esperamos... 

sábado, 24 de noviembre de 2012

Cuando...




Cuando ames a alguien y sientas que para estar a su lado en la vida,
tienes que sufrir, sacrificar tu esencia, tus ideas y sueños...
Aunque te duela, sé fuerte, decide y no sigas ahí, porque...
Quien no te haga sentir valorada,
Quien no sea capaz de dar lo mismo que tú,
Quien no pueda y no quiera establecer el mismo compromiso de vida,

Simplemente... No te merece

miércoles, 14 de noviembre de 2012


Todos necesitamos....



Aquel borrador de nuestra infancia con olor a nata, para borrar de mi historia palabras, miradas y recuerdos que tanto han dañado mis dias y los de aquellos que amo.
Un jabón puro, para quitar las manchas de las máscaras que no deseo, pero puedo llegar a ponérmelas por miedo o cobardía.
Unas tijeras, para cortar todo aquello que me impide crecer y caminar por la vida que ahora sí amo.
Una cajita de porcelana, para dar el justo sabor al cariño y a la madurez.
Un frasco de cristal transparente y sin tapa, para conservar las sonrisas y escuchar su alegre y limpio sonido.
Unos gafas, correctores de la visión de la vida, que me permita observar con amor a los demás y ponerme en su lugar.
Unas agujas grandes, para tejer mis sueños, deseos e ilusiones.
Un cofre, para guardar todos los recuerdos que me dan vida, al lado de una balanza que pueda pesar todo lo que he vivido y sentido.
Un cierre, que permita abrir mi mente y corazón cuando desee encontrar respuestas y, a la vez, sirva para cerrar mi boca y mis oídos cuando sea necesario.
Un reloj, para darle todo el tiempo necesario al amor y al amar.



Y....Los zapatos del compromiso, la sinceridad y la lealtad, para pisar firme y segura por el camino que tengo ante mis ojos y aún me queda por andar, conocer y disfrutar.

Saber buscar la belleza




No busques la belleza en mi rostro,
búscala en mis sentimientos.

No busques la hermosura en mi cuerpo,
búscala en mi alma.

No busques en mi corazón indiferencia,
busca las emociones y los recuerdos que viven en él.

No busques mi boca sólo por besarla,
lee en ella y me conocerás.

No mires mis ojos sólo por verlos,
lee mi mirada y sabrás lo que estoy sintiendo.

Y si un día nos enojamos por alguna razón
calla, no digas nada y...
sólo deja que el amor nos atraiga.